Brahma Chellaney; geoestratega, analista internacional experto en países emergentes.
Tengo 52 años: fui médico, pero hice de mi pasión por la geoestrategia mi oficio. Nací en Delhi. Soy hindú: no es una fe sino un modo de vida. Enseñé en Harvard y publico en el 'Herald Tribune', 'Japan Times' y 'La Vanguardia'. Diserto en Casa Àsia y la Fundación Ramón Areces.
Dos predicciones
Chellaney es maestro en vislumbrar el futuro en las contradicciones del presente: los europeos tememos a los asiáticos, porque trabajan más que nosotros por mucho menos, pero ellos aspiran no sólo al sueldo; sino también a nuestro sistema de bienestar y libertades. Así que Chellaney predice que nosotros tendremos que esforzarnos más por menos, pero los asiáticos a su vez deberán invertir parte de su crecimiento en crear su Estado del bienestar. La democracia 'con sus corruptelas' es válvula de escape salvadora para los conflictos en India, pero es una dictadura la que saca a China de la pobreza. Así que China tendrá que democratizarse para canalizar sus conflictos en alza o estallará.
Aquí les tenemos mucho miedo a los asiáticos, porque trabajan por la mitad de sueldo...
Pues deberían tenerles menos miedo y alegrarse de que prosperen, porque ¿sabe por qué hay hoy menos guerras en el mundo que hace cien años?
¿...?
Porque hay mucha menos gente pobre. La creación de prosperidad es el primer factor para la disminución de las guerras. Porque si usted se está muriendo de hambre: ¿qué interés tiene en mantener la paz?
Más bien poco.
En cambio, si usted se gana la vida y tiene un futuro, se convierte en accionista de la paz mundial y estará interesado en mantenerla en su país. Por eso, hoy hay menos guerras en el planeta que hace un siglo.
Ojalá tenga cada vez más razón.
Además, a esos españoles que tienen tanto miedo de que, para competir con los asiáticos, les obliguen a trabajar más por menos, también les diré otra cosa... ¡Que se animen!
Pues falta nos hace últimamente.
¡Si son ustedes ejemplo del mundo! Los asiáticos y los africanos quieren vivir como ustedes, los ciudadanos de la Unión Europea...
Yo creí que todos querían irse a EE.UU.
La Unión Europea es hoy –mucho más que Estados Unidos– el ejemplo al que les gustaría llegar a los ciudadanos de los países emergentes. Los indios queremos ser como europeos de la Unión Europea. Así que corrijan lo necesario, pero defiendan ustedes su modelo, porque no hay otro mejor.
En España estamos casi en recesión y con más del 20 por ciento de paro.
El desarrollo es mucho más que la cifra del crecimiento del PIB: es la igualdad social, la protección de los más débiles, una cobertura sanitaria universal de calidad, educación superior competitiva, protección del medio ambiente y una administración honesta.
Estamos de acuerdo.
Pues lo han hecho ustedes mejor en todo eso que nadie, incluido EE.UU., y en Asia lo sabemos. Los asiáticos quieren los estándares de bienestar y democracia de la Unión Europea: nadie quiere vivir como los chinos o como los emiratos árabes, por muy ricos que sean. Y si ustedes crecen menos hoy, es porque ya tienen cierto desarrollo...
¿Quién crece mejor: China o India?
China crece algo más, el 10 por ciento, e India, el 9, pero creo que, pese a la enorme corrupción y la triste inoperancia del Estado indio, la democracia hace más estable a India y eso acabará siendo una ventaja definitiva para India incluso a medio plazo.
¿No es más estable una dictadura?
¡Mire a Túnez y ahora Egipto! La democracia es mayor garantía de estabilidad que cualquier autoritarismo. Los indios lo sabemos bien, porque nuestra democracia no es un ideal, es ante todo una necesidad: es la válvula de escape de las inevitables tensiones étnicas, lingüísticas, clasistas y territoriales de un país inmenso. Sin la democracia estaríamos en permanente guerra civil.
Pues la dictadura comunista china mantiene el orden en el suyo con eficacia.
¿Por cuánto tiempo? Su 10 por ciento de crecimiento económico tiene un inquietante correlato que no se difunde: ¡el número de manifestaciones callejeras también se ha disparado un 10 por ciento!
Pero el PC chino aún lo controla todo.
Al partido le gusta dar la impresión de que la población china es homogénea étnica y socialmente, pero eso es falso. Además de las crecientes desigualdades sociales, fruto del crecimiento, el 60 por ciento de los chinos son de etnias diversas. No podrán resolver esas diferencias sin democracia.
Tienen los tanques.
Los tanques pueden reprimir un día una revuelta, como en Tíbet o Tiananmen, pero no pueden reprimir cada día todas las revueltas. O el régimen encuentra el modo de hacer una transición suave hacia una democracia más o menos abierta, o llegará el día en que una de esas revueltas catalizará todos los malestares hasta otra guerra civil.
Esperemos que encuentren la fórmula.
Más nos vale a todos, porque si China acaba siendo la primera potencia mundial sin ser una democracia, todas las relaciones internacionales y el sentido de la historia cambiarán: la democracia y el respeto a la ley internacional dejarán de ser la aspiración y la norma de los países y serán sustituidos por el equilibrio del terror al poder militar.
¿Qué intuye?
De momento, los militares mandan cada día más en China.
Inquietante.
Tienen más desafíos abiertos: ¿logrará China pasar de una economía de la imitación a otra de la innovación? Si no, se estancará.
Japón lo consiguió a medias.
Japón imitaba en los 70 como imitan los chinos hoy y logró transformarse luego en un país más inventor, pero me temo que China no podrá convertirse en innovadora aún...
¿Por qué?Porque el autoritarismo impide la innovación, que surge en el libre flujo horizontal de ideas en equipo. Así que sin democracia en una sociedad abierta nadie inventa nada.
¿Tiene pruebas?Los laboratorios americanos tienen dos grandes grupos de becarios: chinos e indios. Los chinos son mejores en dar escala a innovaciones existentes, pero no inventan nada nuevo; en cambio, los indios son innovadores, porque conviven con la diversidad y sus exigencias desde que nacen.
Fuente: La Vanguardia