Durante la última década el bloque industrializado perdió 10 por ciento de su peso en la economía mundial y, a partir de ahora, el epicentro se desplaza aceleradamente hacia los países emergentes y en particular en dirección a Oriente, según una serie de informes divulgados en los últimos días.
El vertiginoso crecimiento de las grandes fortunas asiáticas es, tal vez, el fenómeno más significativo. Con un patrimonio de 9.7 billones (trillion) de dólares sobre un total mundial de 47.9 billones de dólares, Asia concentra actualmente 20 por ciento de la riqueza mundial. Esas cifras figuran en el informe 2010 sobre riqueza mundial que publican anualmente Capgemini y el banco Merrill Lynch. Ese estudio atañe a los diez millones de personas que poseen una fortuna personal superior a un millón de dólares, sin contar el valor de su vivienda.
Ocho de los diez países donde los potentados registraron un mayor aumento de riqueza pertenecían a la región Asia-Pacífico: China, Hong Kong (considerado como un país aunque pertenece a China), seguidos por India, Taiwán, Australia, Singapur, Indonesia y Vietnam.
Los tres millones de potentados que residen en la región Asia-Pacífico son, por primera vez, más ricos que sus homólogos europeos (9.5 billones de dólares) y comienzan a acercarse al polo formado por Estados Unidos y Canadá, que totaliza un patrimonio de 10.7 billones de dólares. Los 500 mil millonarios de América Latina sólo poseen un patrimonio de un billón de dólares, cifra que representa apenas 2 por ciento del total mundial.
Aunque difiere en las cifras, ese trabajo confirma la tendencia general que muestra otro estudio sobre riqueza mundial, publicado a principios de junio por Boston Consulting Group.
Otro estudio realizado por la revista Forbes revela que China superó a India en cantidad de millonarios. Pero India es el país donde residen las fortunas más importantes de la región: diez de los 25 hombres más ricos de Asia viven en India. Esa lista está encabezada por el rey del gas y del petróleo, Mukesh Ambani, con una fortuna estimada en 29 mil millones de dólares, seguido por el magnate del acero Lakshmi Mittal, que tiene un patrimonio de 28 mil 700 millones de dólares.
El surgimiento de un polo de riqueza en oriente -fenómeno reciente- refleja un acontecimiento geopolítico más significativo: el desplazamiento del epicentro de la economía mundial hacia el sur y el este del planeta, que se produjo en los últimos diez años y que se acelerará en las próximas décadas.
Los países del área Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que hasta el año 2000 totalizaban 60 por ciento del PIB mundial, en 2010 sólo representan 51 por ciento. La parte de ese bloque que reúne a los 29 países más industrializados se reducirá a 43 por ciento en 2030, según un estudio de la propia OCDE sobre desplazamiento de la riqueza mundial.
Un indicio claro de esa tendencia es que los países emergentes, que tuvieron un crecimiento dos veces superior al mundo industrializado, pasaron de 15 a 65 en los últimos diez años. En el mismo lapso los países de la categoría "muy pobres" se redujeron de 55 a 25. Desde 1990 hubo también un repliegue significativo de la pobreza: la cantidad de gente que vive con menos de un dólar diario disminuyó de dos mil a mil 500 millones de personas. "Al mismo tiempo hubo un incremento de las desigualdades, lo que constituye un freno al desarrollo", admiten Johannes Jütting y Andrew Mold, dos de los autores del estudio.
Además de China, que encabeza la lista de países con mayor ritmo de crecimiento, por primera vez -curiosamente- aparecen países de todo el sudeste asiático y de África subsahariana, dos regiones que habían estado rezagadas en las últimas décadas.
La crisis económica que comenzó en 2007 fue un factor determinante de ese cambio. Ese fenómeno obedece a que la mayoría de los países industrializados -con excepción de Australia, Corea del Sur y Polonia- padecieron una severa recesión. Durante ese lapso los países emergentes pudieron continuar con su ritmo de crecimiento, que resultó sólo levemente afectado por el repliegue de la demanda occidental.
"No se trata de un fenómeno transitorio, sino de una tendencia que proseguirá en los próximos años", aseguran.
La causa profunda de ese desplazamiento de riqueza hacia oriente fue la irrupción de China e India en el mercado mundial, a partir de los años 90, con costos de mano de obra fuera de toda competencia. Ese cambio permitió a ambos países desarrollar sus exportaciones y pasar de una situación de deudores a una posición de acreedores.
A partir del año 2000 esa situación se extendió al resto de los países en vías de desarrollo, que pudieron multiplicar sus exportaciones de materias primas (energía, metales y alimentos). Cada punto suplementario de aumento del PIB en China genera 0.2 puntos de crecimiento en los países pobres y 0.3 en los países de ingresos medios.
El aspecto más significativo de ese trabajo reside en que no se trata de un cálculo basado sólo en la producción, sino que toma en cuenta otros parámetros significativos.
En 2008, último año con estadísticas completas, los países emergentes poseían reservas por valor de 4.2 billones de dólares, es decir, una vez y media más que el mundo industrializado. Entre 1990 y 2008 el comercio mundial se multiplicó por cuatro. Pero esa evolución obedece sobre todo al intenso intercambio en el sur del planeta, donde se multiplicó por diez. China es actualmente el primer cliente y proveedor de Brasil, India, China y Sudáfrica.
"Ahora falta que ese crecimiento se traduzca en términos de nivel de vida", admiten Jütting y Mold. Ambos son optimistas porque creen que aumentará la riqueza global. "Cuando China e India ingresen en la sociedad de consumo -pronostican-, todo el mundo saldrá beneficiado".
Fuente: París, Francia. (OEM-Informex) Carlos Siula
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