- MERCADOS EMERGENTES UNA APUESTA CON MUCHO FUTURO

Invertir en los MEM hoy es una experiencia muy diferente a como lo era hace diez años.

Los mercados emergentes mundiales (MEM) registraron un comportamiento impresionante el año pasado y no era la primera vez.

El rebote de 2009 fue tan fuerte que muchos inversores dudan ahora si esas rentabilidades pueden repetirse este año. Dicho en pocas palabras, probablemente no. No obstante, antes de que los inversores descarten los MEM, conviene recordar que, si bien el ritmo de las ganancias podría no ser sostenible, las que se registraron en 2009 forman parte de una tendencia a largo plazo a la que aún le queda mucho recorrido.

Evolución bursátil

Muchos siguen pensando que los mercados emergentes son arriesgados, pero lo cierto es que se han realizado grandes esfuerzos para mejorar el gobierno societario, la estabilidad cambiaria y el marco político. Invertir en los MEM hoy es una experiencia muy diferente a como lo era hace diez años. Ahora las empresas están mejor gestionadas, son más transparentes y están más orientadas hacia la creación de valor para el accionista.

Tanto es así que muchas empresas radicadas en los mercados emergentes son actualmente líderes mundiales. Por ejemplo, la empresa mexicana Cemex se ha convertido en una potencia internacional en el sector del cemento, mientras que las coreanas Hyundai y Samsung ocupan posiciones destacadas en sus respectivos mercados.

A escala nacional, la disciplina presupuestaria ha evolucionado a partir de las cenizas que dejaron las diferentes crisis financieras y monetarias que han salpicado la historia colectiva de los MEM. Actualmente, se considera que el 57% de los mercados emergentes tiene calidad crediticia. De hecho, la mayoría de las economías emergentes entraron en la reciente crisis financiera en una situación fiscal más cómoda que la de sus homólogos occidentales, lo que las colocaba en mejor posición para implantar políticas de estímulo sin tener que recurrir a excesivas emisiones de deuda. De ahí que se hayan recuperado antes y que sean cada vez más los que piensan que occidente está perdiendo peso específico en favor de los gigantes orientales como China y la India.

Los MEM aportan actualmente tres cuartas partes del crecimiento mundial del PIB, algo que no sorprende, ya que cuentan con algunos de los países más poblados del mundo. Sin embargo, los MEM suponen sólo el 12% de la capitalización bursátil mundial y menos aún del mercado internacional de bonos. Esta tremenda diferencia entre el peso de sus bolsas y su papel en la economía no puede continuar, sobre todo cuando existen tantos y tan buenos apoyos para que sigan creciendo.

Las poblaciones de los mercados emergentes están cada vez mejor formadas y en estos países los costes laborales son bajos. Los mercados emergentes proporcionan mano de obra no cualificada en abundancia, pero también pueden equiparse a lo mejor del resto del mundo en sectores cualificados como tecnología, donde las empresas indias se han expandido con fuerza.

También tienen vastos recursos naturales a su alcance. Las llaves que custodian el 90% de las reservas probadas de petróleo del mundo se guardan en mercados emergentes. Del mismo modo, se pueden encontrar materias primas como cobre, oro y platino en grandes cantidades. A medida que aumenta la demanda mundial de energía en paralelo al crecimiento de las poblaciones, los mercados emergentes son algunos de los grandes beneficiados. Además, conforme los programas de estímulo económico vayan traduciéndose en medidas tangibles, el consumo de materias primas para impulsar los proyectos de infraestructuras traerá demanda al mundo desarrollado.

Este creciente peso en la economía mundial también está elevando las rentas disponibles en los MEM y reduciendo la dependencia de los mercados desarrollados. Así, cada vez son más comunes los polos de crecimiento económico nacionales o intrarregionales. Durante los últimos siete años, el comercio dentro de Asia ha crecido un 75% más rápido que el comercio con EE.UU. El comercio con los países occidentales equivale a apenas la mitad del valor acumulado del comercio dentro de Asia y esa proporción probablemente será aún menor durante las próximas décadas.

El crecimiento de la riqueza está acompañado por el crecimiento del consumismo. Se prevé que la población de rentas medias de Asia se incremente en 850 millones de personas durante los próximos diez años. Estas clases medias son consumidores entusiastas deseosos de emular los estilos de vida occidentales. Las empresas occidentales ya están introduciendo sus marcas en los mercados emergentes y, al hacerlo, están sosteniendo sus tasas de crecimiento mientras madura el apetito consumista del mundo desarrollado. Asimismo, las empresas de las economías emergentes se están expandiendo para satisfacer los gustos de los consumidores de otros mercados.

Con semejantes factores estructurales de crecimiento, los inversores no deberían descartar a la ligera la idea de invertir en los MEM tras el fuerte repunte del año pasado. Tampoco deberían olvidar que estos factores crean oportunidades muy diferentes en las empresas de las economías occidentales desarrolladas.

Mientras el mundo desarrollado experimenta mayores niveles de concentración en los sectores de servicios financieros (sí, todavía), industria, salud y consumo discrecional, los mercados emergentes es más probable que ofrezcan a los inversores exposición a materiales básicos, energía y telecomunicaciones. Con ello se consiguen importantes bazas de diversificación que justifican la inclusión de los MEM como parte integrante de una cartera mundial a largo plazo, con independencia de lo que pueda haber sucedido antes.
Fuente: Cocex, Finanzas

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